4 de febrero de 2012

¡Pero cómo cambia el sabor de una noche cuando caes irremediablemente en esos recuerdos!


-mas allá del límite-


El tiempo probablemente no exista, quizá sea un invento para vender relojes. Se nos escapa cuando intentamos retenerlo, se nos escurre de la memoria. Se comporta con mala intención, cuando necesitas que corra, manipula lentamente las agujas de los relojes. Todo es cuestión de tiempo, guía con precisión nuestros pasos, la duración de la euforia e incluso controla cuántas lágrimas debes derramar. Los más caprichosos, buscan pactos con diablos para anular sus efectos, pero es hábil y el contador del tiempo sigue en activo.
 Tic, tac, tic, tac.
 Sin embargo, las agujas podrán efectuar giros completos, millones, infinitos, y mi tiempo seguirá siendo tuyo.
 Tú controlas mi tiempo, no un reloj, tú decides hasta cuándo debo seguir.
Tock,tock.
-¿Quién es?
-Somos los recuerdos, venimos a por tí.

¡UN DOS TRES, DEL MUNDO DESAPARECERÉ!